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Inauguración del Centro de la mujer "Chiara Lubich"

El día 05 de marzo tuvimos una jornada llena de alegría para todos los que formamos parte de Fundación Lucía.

Hemos hecho realidad un sueño. Inauguramos el centro para la mujer Chiara Lubich.

¿Cómo logramos hacerlo?

Ha sido posible hacer realidad este sueño compartido principalmente a través de los fondos de cooperación internacional de Acción por un Mundo Unido sostenido por el gobierno de Luxemburgo y el apoyo técnico de Suma Fraternidad, y también por la empresa Avita de origen local.

Este proyecto tiene tres pilares, que apuntan a construir puentes entre distintos actores para garantizar derechos, derecho a la salud, a la educación y a la justicia. Fruto del camino que venimos haciendo hace más de tres años con las mamás de los niños del apoyo escolar. Empezamos hacer un estudio de cuál era el contexto que rodeaba al niño que participaba de nuestro apoyo escolar, para poder hacer más afectivo nuestro acompañamiento desde una mirada sistémica.

A partir de ahí empezamos a trabajar visitando y escuchando a las mamás, conociendo la realidad que viven, los desafíos y dificultades que tienen que afrontar en la vida cotidiana, entre ellos violencia doméstica, la falta de trabajo, de vivienda. Nos dimos cuenta que podíamos empezar por el cuidado y desarrollo de ellas mismas.

Así surgió la idea del Centro de la Mujer Chiara Lubich, como un espacio propio, de escucha, de comunión, de fortalecimiento personal, de acompañamiento, de formación para animar, y contribuir a potenciar sus riquezas y capacidades. Así mismo, oficiar como puente entre las mamás, el hospital, centros formación, oficinas estatales que velan por el cuidado de la mujer, como el CAPS, la oficina de violencia doméstica, o tribunales provinciales.

¿Qué nos motiva?

Algunos se preguntaran que nos motiva a personas de otros barrios a ir desde el año 1978 a realizar actividades de apoyo escolar, taller de arte, taller “tuti fruti”, taller de prevención de salud, de deportes, y también abrir este centro.

El barrio Nueva Esperanza, como otros dos barrios más fueron construidos gracias a Doña Elvirita. Ella vendió parte de sus bienes y con el apoyo de Caritas pro vivienda, respondió al llamado de la Iglesia a los cristianos, a contribuir en el desarrollo integral del hombre.

Otra de las raíces de este proyecto, fuente de inspiración de nuestra fundación que compartimos con Doña Elvirita, es el carisma de la Fundadora del Movimiento los Focolares Chiara Lubich, a quién quisimos dedicar este centro en centenario de su nacimiento. Chiara, una joven italiana que en medio de la segunda guerra mundial, cuando todo los sueños se derrumbaban, parecía que la vida no tenía sentido, descubrió que el amor es capaz de vencerlo todo y llamada por Dios dedico su vida a trasmitir esta esperanza. Muchos de nosotros cuando éramos más jóvenes fuimos animados por ella a “morir por la propia gente”, como hijos de Dios somos todos hermanos y por lo tanto llamados a vivir la fraternidad universal, fraternidad que se expresa en el compartir los dolores, las necesidades y las alegrías con nuestros hermanos, allí en lugar dónde estemos.

Lo mismo le pasó a Lucía una joven estudiante de economía que también vivía este carisma, preocupada por las grandes desigualdades sociales, se empeñaba en pensar proyectos para mejorar la calidad de vida de la gente, proyectos que no pudo concluir debido a una grave enfermedad y que hoy nos sigue iluminando.

Por eso no nos parece casualidad que estas tres mujeres con sus vidas han enaltecido el rol y la dignidad de la mujer en la sociedad, y nos convocan también hoy a actualizar y promover los valores femeninos que son patrimonio esencial de toda la humanidad. Valores que ya vienen animado a las mamás que participan y que participaran en este centro de la mujer. Para que también ellas puedan ser portadoras de estos valores transformadores en sus casas, con sus hijos, con su familia, en sus barrios. Como decía Chiara Lubich: “La mujer, en efecto, está llamada en modo especial al amor. No quiere decir que el varón no lo esté. La historia nos ofrece innumerables ejemplos de gigantes del amor, de la divina caridad…La caridad es verdadera no cuando se teoriza, sino cuando va a lo concreto, si es servicio, si se prodiga a los demás en toda ocasión. Por consiguiente hay en la mujer una especial disposición al amor y a la caridad” . Este aporte femenino de amor y de caridad en la sociedad es constantemente amenazado por la falta de reconocimiento, de discriminación, de espacio de participación y de poder en diferentes ámbitos. Por eso es que los invitamos a todos a acompañarnos en este proyecto, con su presencia, sus aportes, con sus ánimos para que este nuevo centro pueda ser un espacio que promueva la equidad, la igualdad y la dignidad de las personas.

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